La atención es uno de los mayores regalos que podemos ofrecer
¿De nuevo este email prometiéndome algo que parece imposible?
Juraría que ya me quité de esa lista de subscripción.
Estoy en un lugar en India con muy poco acceso a internet, cuando digo muy poco es muy muy poco.
Para enviar este email he tenido que desplazarme kilómetros porque donde vivo ni siquiera tengo cobertura en el móvil.
Entro en mi email un par de veces a la semana y quizás por eso, ahora que de alguna forma se acumulan los mensajes en mi bandeja de entrada, soy más consciente de las tácticas de los asuntos que buscan captar nuestra atención.
Me cuestiono.
¿De verdad necesitamos un asunto sensacionalista o grandes promesas?
“Estas son las X preguntas que van a cambiar tu vida”
“Las X claves para mejorar tus relaciones”
“El secreto de la felicidad”
¿De verdad?
¿Y sólo en un email?
Lo sé, estas cosas funcionan, cientos de estudios lo demuestran pero…
¿Son coherentes?
¿Y si no hago las cosas porque funcionen sino porque resuenan conmigo y con el mensaje que quiero transmitir?
Me confieso culpable.
Justo hoy veía de nuevo el título de mi vídeo: minimalismo: dejar ir el pelo.
Y sí, soy consciente de que ese vídeo no se merece ese título y que de alguna forma lo puse así como modo de llamar la atención.
No, no me corté el pelo por el minimalismo.
No, tampoco lo hice para dejar ir el pelo.
Fue un proceso de conexión con mi vulnerabilidad y de encuentro con esos complejos que había tenido desde pequeña.
“Cara pepino” así me llamaba mi hermano.
En el colegio muchas veces me dijeron que tenía buen cuerpo pero que pena que fuese tan fea.
Fue un proceso en el que reencontré mi feminidad más allá de una melena de determinada dimensión.
Fue un proceso sanador después de haber participado en un estudio sobre cáncer y descubrir que esta es una de las partes más difíciles del proceso para las personas que lo pasan. Sobre todo porque además, en muchos casos, sienten vergüenza por sentir eso.
Fue un proceso personal y por supuesto no es una invitación para que otras personas lo hagan.
Fue un proceso muy bonito en el que descubrí el placer de nadar, sentir el viento, tocarme por primera vez en mi vida la cabeza sin pelo.
Ahora cuando en los vídeos hay comentarios en relación a aspectos sobre mi belleza o falta de ella puedo sonreír porque de alguna forma sé que no soy mi pelo, sé que no soy mi cara y ni siquiera mi cuerpo.
Y aunque hay momentos de flaqueza lo cierto es que cada día me veo más bella quizás porque ahora soy capaz de mirarme con amor.
Y sí, le he cambiado el título, ahora se llama: no soy mi pelo.
Un nombre mucho más real.
No quiero tu atención a cualquier precio.
Así es que desde ahora, en la época de la lucha por la atención, me comprometo a poner el foco más en la coherencia y menos en el sensacionalismo.
Gracias por ofrecerme tu atención, la valoro enormemente.
Lucia, gracias por tomarte el tiempo y compartir esta experiencia, gracias por tu coherencia. Tienes razón estamos bombardeados de sensacionalismo, comercio y mentiras, es bueno encontrar un oasis. Eres hermosa y efectivamente no eres tu pelo, eres lo que eres y eres ?
Un abrazo