El otro día conocí a un hombre que aseguraba que la única revolución posible consistía en disponer de un servicio de trenes gratuito, preferiblemente por el mundo, pero se conformaba con tenerlo en su país.
Este hombre, de profesión narrador de historias, creía profundamente en el poder de las palabras.
Según su perspectiva, las enfermedades tanto físicas, como emocionales, como espirituales, tienen una misma causa, nuestros patrones de pensamiento.
Estos patrones, a su vez, están conformados por una seria de palabras que están vinculadas al territorio en el que nos encontramos. Así, según aseguraba, viajar es una forma de entrar en contacto con nuevas palabras que, a su vez, te permiten ser consciente de tus propios patrones para cuestionarlos y modificarlos en caso de ser necesario.
Las palabras constituyen la droga más potente que haya inventado la humanidad.” Rudyard Kipling
¿Qué palabras usamos?
Tengo certeza de que las palabras tienen el poder de crear pero también de destruir. Asimismo cuando hablamos de palabras no cuentan sólo las palabras expresadas sino aquellas ocultadas o enmascaradas. Con cada palabra que usamos interpretamos y construimos la realidad. No es lo mismo decir:
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- no puedo más que estoy cansada
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- es imposible que es difícil
- estoy muriendo de hambre que tengo hambre
Las palabras son herramientas muy sencillas pero al mismo tiempo muy poderosas. Estas agrupaciones de letras pueden parecer ligeras pero no se las lleva el viento sino que quedan enganchadas en nuestra aura y nos acompañan determinando nuestro caminar.
En el libro de los cuatro acuerdos, basándose en la antigua sabiduría tolteca, Miguel Ruiz ofrece un código de conducta para transformar nuestras vidas. El primero de estos acuerdos es:
1. Sé impecable con la palabra.
Porque las palabras poseen una gran fuerza creadora, crean mundos, realidades y, sobre todo, emociones.
Las palabras son mágicas: de la nada y sin materia alguna tienen el poder de transformar.
“las palabras son una fuerza, constituyen el poder que tienes para expresar o comunicar, para pensar y en consecuencia, para crear los acontecimientos de tu vida”. Miguel Ruiz
Así, nos alienta a ser conscientes de su poder, de su enorme valor, pero también de nuestra responsabilidad al usarlas.
Para medir la impecabilidad de tus palabras, basta con echar un vistazo a tu nivel de autoestima. La cantidad de amor que sientes por ti misma es proporcional a la calidad e integridad de tus palabras.
¿Qué podemos hacer?
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- Habla con integridad
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- Di solamente lo que quieras decir
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- Evita hablar contra ti mismo y chismorrear sobre los demás
- Utiliza el poder de tus palabras para avanzar en la dirección de la verdad y el amor
Gracias.
Mercias = Merci y Gracias …
Un plato= placer + gusto 😉
Gracias! ?
Como nos amarramos a las cosas, a la vida con nuestras palabras, y como nos cuesta cuidar lo que hablamos, puede que teniendo conciencia de su poder pensariamos mas que hablamos
El poder de la palabras con las que creamos la realidad. Gracias por tu reflexión Ivannia 🙂