Guión
Identificando el problema real
Hoy te presento la revolución para mejorar tu autoestima: la productividad minimalista.
Quizás no hay nada roto contigo.
Quizás no necesitas aprender un nuevo método de productividad.
Quizás simplemente es que tienes demasiados frentes abiertos.
¿Tienes demasiados frentes abiertos?
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Productividad minimalista: Hacer menos con más sentido
No es cuestión de hacer más en menos tiempo, sino de hacer menos con más sentido
Lucía Terol
En la mayoría de los casos no es cuestión de hacer más o ni siquiera de hacer mejor, sino que basta con reducir y priorizar.
Hay tantas cosas que se supone que tenemos que saber hacer: aprender idiomas, tocar instrumentos, bailar, leer, hacer deporte, ser buenos padres y madres… y la lista es infinita.
Cuando todas las cosas están encima de la mesa al mismo tiempo, nos cuesta gestionarlas. No es que haya nada roto contigo, no es que te falte algo o que tengas síntomas precoces de demencia.
Simplemente somos seres humanos, no somos hacedores humanos.
Esto es algo que me repito una y otra vez cuando veo que mi agenda se llena. En esos momentos genero un oasis de claridad (aquí tienes el post sobre los oasis de claridad) y establezco prioridades.
Porque recuerda que la productividad, desde la visión minimalista, no consiste en hacer más en menos tiempo sino en hacer menos con más sentido.
Abrimos las puertas a disfrutar
Cuando hay demasiados frentes abiertos es muy difícil poder disfrutar o incluso poder estar presente porque siempre “deberías de..” o “todavía te falta…”.
Este dialogo interno es destructivo y afecta directamente a nuestra autoestima.
La productividad minimalista es buena para la gestión del tiempo pero sobre todo es buena para tu autoconcepto.
Porque quizás no hay nada roto contigo, simplemente tienes demasiados frentes abiertos.