En nuestra casa tenemos algunas tradiciones un poco diferentes. 
Una de ellas es que les dejamos regalos a los Reyes Magos. 
Sí, en la carta de los Reyes Magos no solo se piden cosas, sino que también se escribe aquello que se va a dejar a sus majestades. 
No, el mérito de esta idea no es mío, esta es una propuesta de mi hijo. 
Él de forma natural quiso regalarles algo.
Y es él el que elige qué regalarles de entre sus pertenencias. 
Este año les regala un peluche con una pelota y un coche furgoneta. 
Me encanta porque este detalle tan sencillo es una de las claves del orden y de la armonía en casa. 
Si en nuestra casa solo entran cosas, poco a poco y casi sin darnos cuenta, aumentará de manera exponencial el volumen de objetos que tenemos y con ello el desorden.
Pero hay algo más profundo en este movimiento. 

¿Para qué regalar a los Reyes Magos?

Hay una serie de ventajas que acompañan a esta tradición aparentemente simple.

1. Revisar las pertenencias

Decidir qué dejarles implica atender a lo que ya tienes. Tienes que mirar tus pertenencias, comprobarlas y reconocerlas. 
Muchas veces no somos conscientes de lo que tenemos y hacer este ejercicio nos lleva a la consciencia sobre aquello que ya está. En este proceso reconectamos con lo que existe y lo valoramos.

2. Mantener la armonía

Una de las claves de la armonía es tener un volumen de objetos coherente.
Si a lo largo de los años van entrando cosas, el volumen de cosas que tenemos sigue creciendo y esto lleva al exceso y al desorden. 
Algo entra y algo sale, es una de las claves del orden duradero.

Dejar ir lo que no está alienado nos libera del exceso, permitiendo que estos objetos continúen su vida en otro lugar con alguien a quien le aporten valor, en vez de estar olvidados en el fondo de algún cajón.

3. Peticiones más conscientes 

Cuando sabes lo que tienes eres más consciente de lo que pides. 
La carta de los Reyes Magos es naturalmente mucho más coherente y comedida cuando valoras los objetos. 

4. Conocerte mejor

Revisar nuestras pertenencias nos lleva a reconocer nuestras prioridades.
Nos sirve para saber qué nos aporta valor con visión en presente, sabiendo qué elegimos, qué dejamos ir y qué dejamos entrar.

Desde aquí nuestras necesidades están marcadas por aquello que realmente necesitamos y se vuelven más impermeables a lo que la sociedad espera o impulsa con la publicidad. Y sobre todo nos conecta con la paz esencial de quiénes somos.

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Una propuesta

Y aprovechando estas fechas te lanzo una propuesta.

¿Y si extrapolamos esta tradición más allá de las Navidades? 
¿Y si nos la aplicamos como adultos?
Podemos integrarla de cara a nuestro consumo cotidiano, independientemente de la fecha. 
– Revisar nuestros libros y elegir cuál donar antes de pedir o comprar uno.
– Revisar nuestro armario, reconocer nuestras prendas y atender a lo que tenemos antes de decidir comprar algo nuevo.

Muchos de los impulsos de compra quedarían bloqueados si decidimos pasarlos por este filtro.
Esto nos lleva a: 

• Hacer un consumo más comedido y consciente
• Mantener el orden en nuestro hogar
• Conocernos mejor
• Cuidar nuestra salud emocional
• Cuidar el planeta

¿Te unes a formar parte de esta tradición?

Esta tradición tan sencilla tiene beneficios para tus tres casas: para ti, para tu hogar y para el planeta.

Aprovecho para invitarte al reto gratuito casa única, casa ordenada. Empezamos dentro de poco y te puedes inscribir aquí.